Análisis
Especial Tendencias 2024 CW

La quiniela tecnológica de las grandes firmas de análisis para 2024

Con la llegada del nuevo año, Gartner, Forrester, McKinsey e IDC se pronuncian sobre las tendencias tecnológicas que aspiran a redefinir el paradigma corporativo actual. Estas son las áreas donde dirigir el foco.

Tendencias 2024 CW

La llegada del mes de enero sitúa a empresas y organizaciones de vuelta en la casilla de salida. 365 días por delante les sirven de aliciente para consolidar su estatus en el mercado a partir de la tecnología más puntera. Una tecnología que sirve de palanca al negocio, de columna vertebral y catalizador. Teniendo esto en consideración, cuatro grandes firmas de análisis descifran cómo avanzará la industria tecnológica en los próximos doce meses y cuáles serán las grandes tendencias tecnológicas que coparán titulares y conferencias durante el presente ejercicio. A continuación, la quiniela ganadora de Gartner, Forrester, McKinsey e IDC. Estas son las áreas donde las compañías deben dirigir su mira si quieren latir al compás de la innovación.

 

La historia de la IA sumará nuevos capítulos 

Desde la irrupción de ChatGPT en el mercado a manos de OpenAI, la inteligencia artificial (IA) ha alcanzado índices de popularidad pocas veces vistos en la industria. Y es que la equiparan ya al propio nacimiento de Internet. Su carácter innovador y posibilidades infinitas han situado a la IA en el epicentro del discurso político, social y corporativo. Ha traspasado cualquier tipo de frontera para convertirse prácticamente en un icono pop, superando cualquier barrera técnica y colándose en el abecé popular. Y es que con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de en torno al 37,7%, es evidente que el mercado de la IA se expande a un ritmo imparable constatando la importancia de la tecnología en cualquier esfera.

 

Democratización de la tecnología 

Según previsiones de Gartner, para 2026 más del 80% de las empresas habrán utilizado API de IA generativa o habrán implementado aplicaciones basadas en IA generativa en sus entornos de producción, partiendo de menos del 5% actual. Una cifra que marca el punto de partida de una tendencia que irá cogiendo, de manera progresiva, mayor relevancia. Democratizar el acceso a la IA generativa en el conjunto de las organizaciones ofrece el potencial de automatizar una amplia gama de tareas, impulsar la productividad, reducir los costes y atraer nuevas oportunidades de crecimiento. Esto, según la firma de análisis e investigación, “tiene la capacidad de transformar la forma en que prácticamente todas las empresas compiten y trabajan”.

Una muestra fehaciente de que el mercado de la IA generativa se está popularizando tiene que ver con la demanda creciente de soluciones de IA por parte de las empresas. Un pronóstico reciente de IDC revela que el mercado mundial de software de IA pegará el estirón desde los 64.000 millones de dólares cosechados en 2022 a casi 251.000 millones en 2027, registrando un CAGR del 31,4%. 

El impulso detrás de las inversiones en IA y tecnologías de automatización sigue siendo inquebrantable a pesar de la incertidumbre económica y la dinámica convulsa del mercado. Esto se debe a que las empresas se están dando cuenta de que utilizar tecnología de vanguardia no solo es una necesidad estratégica, sino también un factor crucial para lograr el éxito a largo plazo. A pesar de los riesgos y desafíos potenciales, las organizaciones confían en que la adopción de la IA seguirá siendo vital para mantenerse a flote en el futuro.

 

La era de la creatividad 

Tras aprovechar las múltiples inversiones llevadas a cabo en la última época, la IA generativa parece estar preparada para aumentar la productividad de las operaciones de TI. De hecho, tal y como recoge Forrester, algunos proyectos actuales ya citan mejoras de hasta el 40% en las tareas de desarrollo de software. No es de extrañar, por tanto, que los ejecutivos empiecen a aprovechar esta oportunidad para reajustar estratégicamente los recursos de TI y liberar el inmenso potencial creativo de sus equipos, no solo entre los desarrolladores, sino en todas las funciones de la división.

Aprovecharán este momento de la IA para crear un entorno que promueva la innovación, el trabajo en equipo de manera interdisciplinar, el aprendizaje continuo y la alineación con la estrategia empresarial más amplia. Este cambio de enfoque, explica la firma originaria de Massachusetts, “liberará hasta un 50% más de tiempo para que los empleados se dediquen a resolver problemas de forma creativa, situando al cliente en el centro, y creando un valor empresarial sin precedentes”.

Para McKinsey, la IA generativa puede empoderar a las personas, pero solo si los líderes adoptan una visión amplia de sus capacidades y consideran profundamente sus implicaciones para la organización. En este sentido, la consultora aboga por que empleados y gerentes tengan una comprensión clara de las fortalezas y debilidades de la IA generativa y de cómo el uso de la tecnología se vincula a los objetivos estratégicos de la organización para dar rienda suelta a la creatividad. Los estudios de McKinsey sugieren que, debido al resurgir de la IA generativa, casi la mitad de las actividades empresariales actuales podrían automatizarse una década antes de lo que se había previsto anteriormente. “La automatización habilitada por la IA generativa ya ha comenzado y, como muestran las investigaciones, es probable que afecte las horas, las tareas y las responsabilidades de los trabajadores de todos los niveles salariales y educativos”.

 

El procesamiento de la IA, contra un muro en 2024 

La locura por la IA ha puesto al límite la demanda de GPU y la producción de semiconductores. Con una capacidad limitada para fabricar más chips, el procesamiento de IA se topará con un muro en 2024, explican fuentes de Forrester. Esta escasez afectará sobre todo a grandes compradores como como Meta, OpenAI, Tesla y una retahíla de proveedores de la nube. Las ambiciones de las aplicaciones basadas en grandes modelos del lenguaje (LLM) con miles de millones de parámetros se verán afectadas, pero las firmas más modestas no deberían tener grandes problemas. Proveedores de tecnología como Dell y Hewlett Packard Enterprise (HPE) se asociarán con fabricantes de chips como Intel y NVIDIA para impulsar estas aplicaciones empresariales de menor escala. Unas relaciones que serán, a ojos de Forrester, “sagradas, con una atención significativa a las sólidas cadenas de suministro implicadas”.

 

Bajo la lupa de los reguladores 

A pesar del furor desatado por la IA generativa, McKinsey recuerda que expertos y tecnólogos han advertido que la citada tecnología está apenas en sus etapas incipientes de desarrollo y uso. No obstante, está evolucionando con rapidez y, según los analistas, las necesidades de regulación resultan imperantes. Con el auge desmedido, los reguladores de todo el mundo han estado ocupados con la IA generativa. Forrester señala en este sentido diversos ejemplos, desde la investigación sobre el desarrollo del chatbot  de OpenAI en Italia hasta las demandas por violaciones del Reglamento General de Protección de Datos con las que están lidiando en Polonia. En este ámbito cabe mencionar la loable labor ejercida durante la presidencia española del Consejo de la Unión Europea que llegó a término con el primer acuerdo para la regulación de la IA generativa en el Viejo Continente.

 

Tecnologías cuánticas 

Las tecnologías cuánticas volverán a coger peso a partir de los próximos doce meses, a pesar de que el pasado año IDC rebajó sus expectativas de crecimiento para el mercado de la computación cuántica. En cifras, según los datos de la consultora, este segmento llegará en 2027 a 7.600 millones de dólares, unas cifras ligeramente más bajas que las previstas en 2021, cuando se situaban en 8.600 millones. No obstante, según recoge McKinsey, las tecnologías cuánticas registran inversiones récord y significativos avances en la brecha de talento. “El año pasado, las tecnologías cuánticas estuvieron más cerca de cumplir su promesa de resolver desafíos que son imposibles o prohibitivamente costosos de abordar con las tecnologías actuales”. Tal y como se desprende del Quantum Technology Monitor 2023, las cuatro industrias que probablemente verán el primer impacto económico de la computación cuántica serán la automotriz, productos químicos, servicios financieros y ciencias biológicas.

De hecho, se estima que puedan ganar hasta 1,3 billones de dólares en valor para 2035. En busca de una parte de ese valor, en 2022 los inversores destinaron 2.350 millones de dólares a nuevas empresas de tecnología cuántica, entre las que se incluyen compañías de computación, comunicaciones y sensores cuánticos. El total superó el récord de 2021, lo que demuestra una progresión lenta pero continuada.

En este sentido cabe mencionar que es el talento y la formación especializada lo que puede empujar la industria hacia futuros avances técnicos; y aunque el talento todavía es escaso, la brecha parece haberse reducido gracias, en parte, a que las universidades crearon nuevos programas de maestría en tecnologías cuánticas.

 

Ciberseguridad y gestión de amenazas

En un contexto en el que la digitalización abarca cualquier esfera y que el panorama de ciberamenazas no hace sino crecer y sofisticarse, la ciberseguridad encarna un papel protagonista. De hecho, según apunta Gartner, el gasto mundial de los usuarios finales en seguridad y gestión de riesgos ascenderá a 215.000 millones de dólares en 2024, lo que supone un aumento del 14,3% respecto a 2023. La continua adopción de la nube, la consolidación del modelo de trabajo híbrido y la rápida aparición y adopción de la IA generativa han obligado a los líderes de seguridad a mejorar su presupuesto en seguridad y gestión de riesgos. Por otro lado, Gartner prevé que el gasto en privacidad de datos y seguridad en la nube registre las mayores tasas de crecimiento durante los próximos doce meses, con un aumento interanual de cada segmento superior al 24%.

En lo relativo a la gestión continua de la exposición de amenazas, la consultora de investigación aboga por un enfoque “pragmático y sistémico para el ajuste continuo a las prioridades de optimización de la ciberseguridad”. A su parecer, esta aproximación alinea los ciclos de evaluación de la exposición con proyectos empresariales específicos o vectores de amenazas críticas. De esta forma se abordan tanto las exposiciones no solucionables como las vulnerabilidades solucionables. Mediante el mismo, las prioridades de exposición y subsanación de la empresa se validan incluyendo en la ponderación el punto de vista del atacante y probando la eficacia de los controles de seguridad. Además, explican, los resultados esperados de la respuesta táctica y técnica se transforman en optimizaciones de la seguridad basadas en pruebas y respaldadas por una mejor movilización entre equipos.

 

‘Cloud computing’ y ‘edge computing’ 

McKinsey considera que en el futuro próximo, las empresas aprovecharán una huella de infraestructura que involucra la computación y el almacenamiento en múltiples puntos de ubicación. En este sentido defienden que la computación perimetral brinda flexibilidad para que las organizaciones procesen datos más cercanos a sus orígenes de forma más rápida gracias a una latencia ultrabaja y, de esta forma, logren una soberanía de datos y privacidad mejores. Según la consultora, la distancia inferior hasta los usuarios finales reducirá los retrasos y los costes de transmisión de datos, además de proporcionar un acceso más rápido a conjuntos de datos más relevantes, lo que ayuda a las empresas a cumplir con las leyes de residencia de datos.

Además, la nube pública seguirá desempeñando un papel fundamental en la empresa del futuro. La integración continua de los recursos de la nube y del borde permitirá a los usuarios ampliar la innovación, la velocidad y la agilidad, acelerando así la innovación, elevando la productividad y creando un mayor valor empresarial. En lo que respecta a la nube pública, Gartner arroja algo de luz en cifras: para el 2024, el gasto en servicios de nube pública por parte de los usuarios finales llegará a los  678.800 millones, lo que se traduce en un crecimiento del 20,4% interanual.



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